Para muchos es sitio obligado el busto erigido en su memoria en el capitalino parque Belisario Porras, que perpetúa la imagen del patriota caribeño, prócer de las luchas por la independencia de España.
Tras la firma del Pacto del Zanjón (10 de febrero de 1878) y los acontecimientos generados en torno al hecho, el general del Ejército Libertador salió del país como resultado de un forzoso exilio, etapa en la que trabajó para mantener a su familia en las naciones latinoamericanas en las que vivió: Jamaica, Honduras, Costa Rica, Perú y Panamá, entre otras.
Según textos históricos, tras el último intento expedicionario por reavivar la llama de la ansiada independencia, Maceo llegó a suelo istmeño a fines de 1886, donde trabajó inicialmente en la construcción de casas en la zona de Bas Obispo, aledaña a la ruta fluvial y así contribuir a la manutención de su familia.
En esa época, el proyecto estaba en manos de la Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá (Francia), la cual fue creada en 1880 por el empresario Ferdinand Lesseps, quien conocía a Maceo, al igual que Mister Boyer, ingeniero principal de la obra.
Estadísticas francesas de la época revelan que para entonces había en diversos campamentos canaleros unos 275 trabajadores de nacionalidad cubana, de los cuales la gran mayoría provenían del Ejército Libertador, como es el caso de los hermanos Antonio y José Maceo.
Incluso, otras narraciones hablan de la frecuente presencia del ‘Titán de Bronce’ en la caribeña ciudad de Colón, donde visitaba la tienda de su amigo Antonio Alcalá, cubano radicado allí, donde se reunía con otros sobresalientes patriotas para el debate político por la independencia.
En esa primera estancia en las obras del canal francés y aún sin estar totalmente restablecido de la fuerte fiebre que padeció como resultado de la malaria, Maceo recibió un mensaje del apóstol cubano José Martí, a inicios de 1888, en el que afirmó que llegó la hora de reiniciar la lucha por la independencia de la Patria.
A partir de ese momento le encarga a su hermano José el quehacer de contratista en las obras del canal y parte hacia Perú, donde intentó recaudar fondos para la lucha, algo que no logró, pese a las intensas conversaciones sostenidas con patriotas como el ecuatoriano Eloy Alfaro.
Luego de este revés, de marzo a diciembre de ese año, regresó a Panamá a incorporarse en los trabajos de la vía interoceánica, pero se encontró con que la compañía constructiva estaba envuelta en un escándalo financiero, que trajo como consecuencia la suspensión de pagos y la consiguiente parada de la obra.
Es así como la emigración de revolucionarios cubanos en Panamá se disgrega. El generalísimo Máximo Gómez marcha hacia Santo Domingo, su tierra natal; Flor Crombet viaja a Nueva York, y los hermanos Maceo, a Kingston, donde emprendieron otros planes para lograr su anhelado sueño: la independencia de Cuba.
En la jornada de hoy, el embajador de Cuba en Panamá, Víctor Cairo, recordó la fecha y subrayó que la Mayor de las Antillas sigue el legado de Maceo, protagonista de la Protesta de Baraguá (15 de marzo de 1878), “un símbolo de lucha y rebeldía de nuestro pueblo”, remarcó.
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