Aunque esta mañana se escuchan algunos tiroteos en zonas de la ciudad, son mucho menos que los ocurridos anoche, constató Prensa Latina.
Según reportes, ayer estallaron violentos combates en los alrededores del palacio presidencial, aunque ahora se mantiene la calma.
Hay mucho estado de pánico y confusión en la urbe, afirmó uno de sus habitantes.
Además, hay un éxodo masivo de las minorías hacía la costa por temor a las acciones de la alianza yihadista Hayat Tahrir al Shams (HTS, Organización para la Liberación del Levante, por sus siglas en árabe), que ahora controla grandes extensiones de este país levantino, incluyendo las ciudades de Hama, Alepo y Homs.
Tanto el Ejército como las fuerzas de seguridad entregaron sus armas antes de la llegada de la oposición para evitar más derramamiento de sangre, explicó a Prensa Latina una fuente con conocimiento de la situación.
Relató que milicianos armados visitaron la zona de Mezzeh 86, un barrio predominantemente alauita, para calmar a sus pobladores y prometieron que no habría derramamiento de sangre.
Esta mañana el primer ministro de Siria, Mohamed Ghazi al-Jalali, se trasladó, escoltado por milicianos de HTS, al hotel Four Season para hacer entrega formal del poder a esa coalición de milicias.
El objetivo es lograr una transición pacífica del poder, explicó la fuente a Prensa Latina.
En declaraciones a la televisora Al Arabiya, al-Jalali anunció que desconoce el paradero de al-Assad y detalló que su último contacto con él fue ayer en la tarde vía telefónica, cuando le comunicó “mañana veremos”.
Según diversos reportes, los milicianos abrieron las prisiones del país, incluida la de Sednaya, ubicada a unos 30 kilómetros al norte de esta capital.
Mientras, las televisoras nacionales comenzaron a trasmitir programas con el logotipo de la antigua bandera del país (con franjas verde, blanca y negra, además de tres estrellas), en lugar de la adoptada en 1980 (rojo, blanca y negra con dos estrellas).
En medio de la crisis, Arabia Saudita, Jordania, Egipto, Iraq, Qatar, Irán, Türkiye y Rusia reclamaron una solución política a la guerra y advirtieron que la situación allí es un peligro para Oriente Medio y el mundo.
La situación se deterioró en los últimos días tras una sorpresiva ofensiva hace 12 días de la alianza islamista.
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