Tras una reunión entre el jefe de gobierno interino, Najib Mikati, y el canciller Abdullah Bou Habib, el Ministerio de Relaciones Exteriores enfatizó el deseo de Líbano de construir las mejores relaciones con el Estado sirio y sus representantes, de una manera que preserve los intereses comunes de los dos países.
Mediante una declaración, el Gobierno libanés también respeta la voluntad del pueblo sirio, ya que depende únicamente de él elegir a sus representantes, su sistema político y configurar el futuro de su país por el bien de la nación.
A su vez, subrayó la importancia de las relaciones de buena vecindad entre Líbano y Siria.
En este contexto, el Comando del Ejército monitorea de cerca la situación a lo largo de las fronteras y dentro del territorio nacional para evitar cualquier amenaza a la paz civil. A través de un comunicado, anunció el reforzamiento de unidades encargadas de vigilar las fronteras norte y este con Siria, además desplegar fuerzas en todo Líbano para mantener la seguridad y proteger la paz civil.
Poco más de 10 días, los líderes de la organización terrorista Hayat Tahrir al-Sham (antes Frente al-Nusra) derrocaron al gobierno de Bashar al-Assad tras tomar la capital, Damasco.
La llamada coalición de oposición manifestó trabajar para completar la transferencia de poder a un «órgano de gobierno de transición con plenos poderes ejecutivos».
A criterio del experto en relaciones internacionales, Hosam Matar, el escenario sirio remodelará el Levante árabe y tendrá repercusiones regionales tras la llega a Damasco de los opositores al gobierno del Partido Baath en Siria.
Según el analista, las potencias regionales e internacionales buscarán ahora intervenir y darle forma al escenario sirio; en tanto, el Estado Libanés debe ser prudente y afrontar la realidad con una mente política que comprenda las complejidades de la situación.
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