La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconocía así los valores históricos y culturales de la tercera de las siete primeras villas fundadas en la Isla por Diego Velázquez de Cuéllar en 1514.
Conocida como la Ciudad Museo del Caribe y Ciudad de Encuentros, Trinidad conserva la belleza de sus palacetes, plazas, patios interiores, calles empedradas, vitrales y techos de tejas rojizas, junto a tradiciones que la hacen única.
Preservar hasta nuestros días las hermosas y antiguas labores manuales la han hecho merecedora de las condiciones de Ciudad Artesanal, otorgada por el Consejo Mundial de Artesanías, y Creativa en Artesanías y Artes Populares, por la Unesco.
Famosa por la canchánchara -tradicional bebida que se degusta en vasijas de barro-, su música, pintores y entorno natural que combina el mar y la montaña, fue visitada, además, por ilustres personalidades como el sabio alemán Alejando de Humboldt.
El Valle de los Ingenios cuenta con más de 73 sitios arqueológicos relacionados con la producción azucarera, basada en la explotación de la mano de obra esclava, y que incluye las casas haciendas, varias de las cuales recuperaron su antiguo esplendor.
Los estudiosos califican a Trinidad como una de las ciudades coloniales mejor conservadas de Cuba y América Latina, y como uno de los más importantes destinos turísticos de la mayor de las Antillas.
Otra vez vuelve Trinidad de Cuba, en el último mes del calendario, a celebrar con sano orgullo su condición como Patrimonio Cultural de la Humanidad y a reconocerse como “Un don del Cielo”, al decir de la historiadora, investigadora y ensayista cubana Alicia García.
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