Al intervenir ante el Consejo de Seguridad, el representante especial de la ONU en el país, Bintou Keita, consideró preocupante la expansión del M23, entidad no signataria del acuerdo de alto el fuego, que ha consolidado su ocupación civil y militar en la provincia de Kivu del Norte.
El grupo paramilitar controla vastas áreas en los territorios de Masisi, Rutshuru, Walikale, Nyiragongo y Lubero, con un espacio dos veces más grande que el que ocupaba en 2012 mientras que las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por sus siglas en inglés) siguen siendo el grupo armado más mortífero, con cientos de civiles muertos en los últimos meses, dijo.
Este contexto, intensificado por del cambio climático, peligros naturales y epidemias, provocaron el desplazamiento de casi 6,4 millones de personas y el agravamiento de la situación humanitaria.
«Las tensiones políticas en torno a los llamamientos a revisar la Constitución y la inseguridad continua y creciente en Kivu del Norte e Ituri, especialmente en relación con la actividad de ADF, M23, CODECO y Zaïre», lamentó Keita.
Por su parte la canciller del Congo, Thérèse Kayikwamba Wagner, insistió en la renovación del mandato de la Misión de Estabilización de la ONU en la nación con un reflejo de la dimensión regional del conflicto y responsable para su retirada gradual.
«Esto es esencial para hacer frente a las amenazas transfronterizas y garantizar que no quede ningún vacío de seguridad», argumentó la diplomática.
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