Considerado una personalidad imprescindible del diseño escénico en Cuba, ostentaba el Premio Nacional de Teatro (2007), el Premio Nacional de Diseño (2013) y el Premio Nacional de Danza (2022), además de la Orden Alejo Carpentier.
Arrocha sumó más de medio siglo de trabajo dedicado a las artes plásticas, enfocado en el diseño de espectáculos para obras de corte dramático, cine, cabaret y danza que le valieron el calificativo de imprescindible para la cultura cubana.
Su sello fue impreso en más de 80 trabajos para unos 70 coreógrafos de danza moderna o contemporánea, entre los que destaca el Padre y fundador de esa especialidad en la isla, el coreógrafo Ramiro Guerra.
Junto a él, Eduardo Arrocha dejó su nombre grabado en creaciones para el Conjunto Nacional de Danza Moderna, del cual tuvo el placer de ser parte desempeñándose como diseñador jefe y director técnico.
En su formación recibió cursos en el Teatro Nacional de la Ópera de Praga (1966) y la Ópera y Ballet de Bratislava (1971) que consolidó su trayectoria en las artes escénicas de Cuba.
Crónica nupcial, Octeto amoroso, Fruta extraña, Suite campesina, Impromptu negro y Entreacto barroco son algunas de las piezas que contó con su ingenio, puesto al servicio también del Ballet Nacional de Cuba en los diseños para Giselle y La nueva Odisea y Amazonia.
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