Los científicos utilizaron datos satelitales para medir la altura de los árboles, la cobertura del dosel y el tiempo transcurrido desde que la selva tropical permaneció sin experimentar presión humana a partir del año 2000.
Combinando estas variables en una condición estructural del bosque, superpusieron los resultados sobre el mapa de presiones antropogénicas como urbanización, creación de tierras de cultivo y construcción de carreteras.
La investigación, publicada en la revista científica semanal Proceedings of the National Academy of Sciences, advierte que una mayor deforestación y degradación forestal podría desencadenar una cascada de extinciones entre las especies con mayor riesgo de extinción en hábitats forestales de baja integridad.
«El tiempo se está acabando rápidamente para muchas especies de bosques tropicales, por lo que es de suma importancia tomar medidas específicas para proteger su hábitat en peligro antes de que la extinción se convierta en una conclusión inevitable», dice el estudio.
Los investigadores instaron a mejorar los esfuerzos para detener la deforestación y preservar los bosques tropicales, cruciales para lograr los objetivos acordados en el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal 2022 del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
El marco, firmado por las naciones en 2022, prometía garantizar una pérdida casi nula de áreas de alta biodiversidad para 2030.
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