La sesión, convocada luego de que Estados Unidos vetara en el Consejo de Seguridad una propuesta que pedía el fin del conflicto en la Franja, confirmó el reclamo mayoritario de la comunidad internacional luego que 158 países se sumaran a esa exigencia, nueve votaran en contra y 13 se abstuvieran. La resolución para el alto al fuego demandó además la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes junto al acceso inmediato de la población civil de la Franja de Gaza a los servicios básicos y la asistencia humanitaria indispensables para su supervivencia.
Además, rechazó cualquier intento para hacer pasar hambre a los palestinos al tiempo que pidió “la entrada plena, rápida, segura y sin trabas de la asistencia humanitaria, en gran escala y bajo la coordinación de las Naciones Unidas”.
Otra resolución –aprobada con 159 votos favorables, nueve en contra y 11 abstenciones- rechazó la legislación aprobada por el Parlamento israelí para prohibir las operaciones de la Unrwa, considerado el principal actor humanitario sobre el terreno.
La normativa exhortó a Tel Aviv a cumplir con sus obligaciones internacionales, respetar los privilegios e inmunidades de la Agencia y cumplir con su responsabilidad de permitir y facilitar la asistencia humanitaria plena, rápida, segura y sin trabas en todas sus formas.
El representante palestino ante la ONU, Riyad Mansour, insistió en la necesidad de terminar de forma inminente la ofensiva que ha cobrado más de 44 mil vidas palestinas.
“Lo que necesitamos es un alto el fuego y que el Unrwa preste la asistencia humanitaria que necesita nuestro pueblo en Gaza, incluida la parte norte de Gaza”, dijo el diplomático ante el foro de 193 países.
La Asamblea General ahora puede llamar a la puerta del Consejo de Seguridad y decir ya es hora de que apliquen sus resoluciones, insistió el diplomático al recordar los fallidos intentos dentro de ese órgano vetados por la delegación norteamericana.
Aunque las resoluciones aprobadas en la Asamblea no poseen carácter vinculante, revisten un gran peso político al confirmar la voluntad mayoritaria de los estados miembros de la ONU.
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