En un reporte, la institución se refirió igualmente a un contexto marcado por crecientes tensiones geopolíticas y el inicio de un ciclo de ajustes en las políticas monetarias de economías avanzadas hacia posturas menos restrictivas.
“Por su parte, el sistema financiero nacional se ha mantenido estable gracias a la robustez de sus instituciones, con una banca múltiple que presenta niveles de capital y liquidez que superan los mínimos regulatorios y una expansión tanto de sus activos como de su rentabilidad”, agregó.
Mencionó que la actividad económica nacional manifestó una notable debilidad, aunque para el tercer trimestre el producto interno bruto registró un crecimiento trimestral desestacionalizado de 1,1 por ciento.
Sobre la inflación, recordó que esta pasó de 4,77 por ciento en el segundo trimestre a 5,04 en el tercero, impulsada por presiones atípicas en los precios de los energéticos y agropecuarios.
No obstante, apuntó, estas presiones comenzaron a disminuir en agosto, mientras que la inflación subyacente siguió reduciéndose gracias a las medidas de política monetaria y el desvanecimiento de los efectos de los choques globales.
Si bien las vulnerabilidades y los riesgos identificados para la estabilidad financiera se consideran en general acotados, advirtió que choques inesperados o severos podrían afectar su buen funcionamiento.
En ese sentido, refirió la necesidad de prestar la debida atención y dar seguimiento a los riesgos que pudieran enfrentarse en un entorno global complejo e incierto como el actual.
Entre los riesgos macrofinancieros que, de materializarse, pudieran afectar la estabilidad del sistema financiero mexicano, el reporte alude a sorpresas en las condiciones financieras globales respecto a lo previsto y el incremento en las tensiones geopolíticas o de los conflictos comerciales.
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