Actualmente, los cigarrillos electrónicos y las cápsulas de nicotina (pequeñas cápsulas debajo del labio) están sujetos a cero impuestos sobre el tabaco, con solo un impuesto sobre las ventas del 20 por ciento.
En cambio, para los cigarrillos clásicos el impuesto al tabaco es del 60 por ciento.
Según el jefe de la oficina del monopolio, Hannes Hofer, esto es imposible de entender desde el punto de vista de la salud pública.
El monopolio del tabaco debería convertirse en un monopolio de la nicotina y también debería limitarse la distribución de cigarrillos electrónicos y paquetes de nicotina en las tiendas, sostuvo.
De acuerdo con él, actualmente cualquier panadero, vendedor de llantas o teléfonos móviles puede vender estos productos libremente.
Por tal razón, las grandes cadenas minoristas también están prestando atención a esto, indicó Hofer.
Sin embargo, las ventas incontroladas ponen en peligro la salud de los jóvenes y la demanda de alternativas al tabaco crece un 50 por ciento año tras año.
Por su parte, el gobierno planea discutir la reforma fiscal de los cigarrillos electrónicos.
Con esta medida, el presupuesto podría recibir anualmente unos 100 millones de euros, señala la publicación.
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