Lula permanece ingresado en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de un hospital privado en Sao Paulo, donde se realizó el procedimiento quirúrgico.
A pesar de la condición, no hay orientación médica para el retiro de las funciones presidenciales.
Con esto, el vicepresidente Geraldo Alckmin no debe asumir de forma interina el cargo.
La legislación del país no prevé el retiro del jefe del Ejecutivo en virtud de una emergencia médica o motivos de salud a corto plazo.
Según la Constitución, en caso de impedimento del presidente, el vice asumirá la función.
Como vicepresidente, Alckmin tomó la agenda de Lula este martes y recibió al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico.
Los dos firmaron acuerdos en las áreas de seguridad, defensa e intercambio de información de inteligencia.
También se rubricó un memorando de entendimiento entre el Instituto Rio Branco y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Asuntos Europeos.
Al final de la tarde del lunes, Lula fue sometido a evaluación médica después de sentir dolor de cabeza y un examen de imagen confirmó la presencia de sangre acumulada en la testa.
Tal hemorragia fue consecuencia del accidente doméstico que sufrió en octubre, cuando cayó y se golpeó la nuca en un baño del Palacio de la Alvorada, residencia oficial de los mandatarios en esta capital.
El ingreso médico del exsindicalista en el ala intensiva es protocolar en casos similares y debe permanecer en la UTI hasta 48 horas después del procedimiento.
Se espera que el líder progresista regrese a trabajar en Brasilia a principios de la próxima semana.
Este miércoles, Lula debería participar en la toma de posesión del ministro Vital do Rêgo como presidente del Tribunal de Cuentas de la Unión. En la ceremonia, será representado por Alckmin.
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