Una propuesta del presidente Nayib Bukele de derogar una ley que prohíbe la minería metálica ubica ambos temas en la atención de amplios sectores de la sociedad, la mayoría opuestos a la iniciativa del mandatario, quien pocas veces enfrentó un escenario tan adverso a sus planes en el gobierno.
La idea de que el país posee en potencia los depósitos de oro con mayor densidad por km² en el mundo y que estudios técnicos realizados, en solo el cuatro por ciento del área, identificaron 50 millones de onzas de oro que están valoradas en 131 mil 565 millones, impulsa el plan del gobierno.
Cierto o no, es tentadora la cifra aunque para ellos se sacrifique la vida y la diversidad de un país, estiman comentaristas.
Según el Ejecutivo, el potencial total de los yacimientos de oro podría superar los tres billones, que representaría más del 8,800 por ciento del producto interno bruto (PIB) salvadoreño.
La Iglesia, ambientalistas, gentes de a pie, universidades y otros sectores ven el plan como un enfrentamiento entre la vida y la muerte en un país carente de recursos acuícolas de gran magnitud, y la mayoría contaminados.
Un Estudio Nacional de Medio Ambiente, dirigido por el Centro de Estudios Ciudadanos de la Universidad Francisco Gavidia mostró que el 63 por ciento de los salvadoreños considera que los ríos están «muy contaminados», algo que fue divulgado meses antes de que el gobernante expusiera su plan.
El 62.6 por ciento de la población considera que los ríos a nivel nacional se encuentran en un nivel preocupante de contaminación y descuido debido a las malas prácticas, así como el desinterés de los gobiernos por proteger estos recursos.
En el muestreo de la Gavidia destaca que al ser cuestionados sobre «¿Cómo evalúa la situación actual del medioambiente en El Salvador?», el 56.6 por ciento de los participantes señalaron que se encuentra muy descuidado, 31.5 considera que está relativamente cuidado, y apenas 11.1 manifestó que se encuentra bien.
La pesquisa mostró que el 43.1 por ciento sostiene que el recurso natural más descuidado actualmente son los ríos, seguido por el aire en un 13 por ciento.
El debate está abierto e incluso, según la Gavidia el 79.5 por ciento de la población reconoce que las playas se encuentran de «contaminadas» a «muy contaminadas», debido a los residuos plásticos y aguas residuales sin tratar que los ríos arrastran hasta el mar.
Ese escenario complica más al gobierno, pues el turismo puede verse afectado y la repercusión será muy negativa atendiendo a que es uno de los motores de la economía local que aportará más de cuatro mil millones de dólares a las arcas del estado.
Así está el ambiente del debate sobre si prosigue el avance o no hacia la minería metálica y se contaminan importantes fuentes de agua, y en general el medio ambiente.
Sin dudas, es un escenario complicado donde un presidente con más de un 90 por ciento de aprobación en su gestión, se aventura en un campo peligroso el cual, tal vez, más que sumar, reste a su popularidad.
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