Mientras los Estados de ingresos medios-altos aprovechan el 14,4 por ciento del total; es decir, alrededor de 29,2 millones, avaló este lunes la Organización Internacional del Trabajo OIT).
A lo largo de décadas, diversas investigaciones han centrado su atención en el tema, eso incluye desde las faenas de jornaleros agrícolas, la mano de obra para la minería, los menesteres domésticos hasta labores profesiones, tipificadas estás últimas como expresión evidente del llamado robo de cerebros.
La nueva pesquisa del organismo de Naciones Unidas constata que actualmente la mayoría de los migrantes en la fuerza de trabajo se concentra en Europa septentrional, meridional y occidental, América del Norte y los Estados árabes.
Según el documento, la proporción de migrantes en la población activa que viven en Europa septentrional, meridional y occidental subió del 22,5 por ciento en 2013 al 23,3 por ciento en 2022; en cambio experimentó ligeros descensos en América del Norte y los Estados Árabes.
Con datos relativos a 2022, la indagación precisa que los migrantes internacionales representan el 4,7 por ciento del total de la fuerza de trabajo mundial, la mayoría ocupados en países de altos ingresos y en sectores clave como los servicios, en particular la prestación de cuidados.
Las estimaciones de la OIT reflejan que 167,7 millones de ellos formaban parte de la fuerza de trabajo de sus países de destino en 2022, para un alza superior a los 30 millones desde 2013, lo cual se observó principalmente entre 2013-2019.
De los 167,7 millones, unos 155,6 millones estaban ocupados, mientras que 12,1 millones seguían sin empleo y con manifestaciones desiguales desde una perspectiva de género.
La disparidad, opina la institución, “puede deberse a factores como las barreras lingüísticas, las cualificaciones no reconocidas, la discriminación, las opciones limitadas para el cuidado de los hijos y las expectativas basadas en el género que restringen las oportunidades de empleo”.
Una proporción significativa de migrantes (68,4 por ciento) trabajaba en 2022 en el sector de los servicios, frente al 51,5 por ciento de los no migrantes; una tendencia explicada en gran medida por la demanda global de cuidados y trabajo doméstico, sobre todo entre las mujeres, razonó la OIT.
Como aportan a sectores de gran demanda, es preciso «garantizar un acceso equitativo a las oportunidades de trabajo para fomentar el desarrollo sostenible» y los mercados laborales inclusivos deben ser «una prioridad política”, juzgó la fuente.
“No es sólo un imperativo moral, sino también una necesidad económica”, consideró el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
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