Hoy, el mundo del arte y el país ibérico en general, lloran a la actriz que actuó en más de 75 películas, 80 series de televisión y en decenas de obras de teatro, con el Premio Goya por su trayectoria en 2018, después de haber sido presidenta de la Academia de Cine de España.
Tacones lejanos, Todo sobre mi madre, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre, Hable con ella, La piel que habito, la convirtieron en uno de los rostros fetiches de Pedro Almodóvar en todo su esplendor, junto a Penélope Cruz.
Un glorioso papel en La vida es bella, de Roberto Begnini, y escogida para actuaciones relevantes por los mexicanos Guillermo del Toro y Arturo Ripstein (El espinazo del diablo, Profundo carmesí o El coronel no tiene quien le escriba).
Tampoco pasó desapercibida en el teatro y la televisión, y fue muy combativa en sus arengas contra la guerra, la injusticia social, la ultraderecha, y a favor de la democracia, el feminismo y su espaldarazo incondicional al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Desde el Festival de Cannes llegaron estas sentidas palabras: “Éternelle Marisa Paredes. Pour ce sublime, inoubliable moment de cinéma et tous les autres. Pour l’émotion, merci” (eterna Marisa Paredes, por sublime, inolvidables momentos del cine y todos los otros. Por la emoción, gracias).
Nació el 3 de abril de 1946 en Madrid, donde desde los 15 años mostró aptitudes para triunfar en los escenarios. Y su salto fue tan impresionante que la llevó, además del Goya honorífico, al Premio Nacional de Cinematografía y a la Medalla de Oro a las Bellas Artes.
Muy a propósito, el diario El Mundo recordaba este martes una reflexión de Paredes en La flor de mi secreto: «Bastante realidad tenemos cada una en nuestra casa. La realidad es para la televisión y los periódicos. Y mira, por culpa de tanta realidad el país está a punto de estallar. ¡La realidad debería estar prohibida!».
Los mensajes de condolencias y pesar abundan en las redes sociales de figuras como el propio Almodóvar y su hermano Agustín, el presidente Sánchez y el Ministerio de Cultura, entre otros.
Pasó con éxito las pruebas de ser dirigida por numerosos realizadores españoles como Fernando Trueba (‘Ópera prima’, 1980), Jaime Chávarri (‘Las bicicletas son para el verano’, 1984), Agustí Villaronga (‘Tras el cristal’, 1986) o Jaime Rosales (‘Petra’, 2018), además de Almodóvar.
lam/ft
