De momento, el balance oficial de fallecidos es de 22, pero el prefecto del archipiélago del Océano Índico, François-Xavier Bieuville, consideró que la cifra pudiera ser de cientos e incluso miles, mientras que el ministro del Interior galo, Bruno Retailleau, afirmó después de visitar la colectividad que tardará días y días conocer el daño humano.
El gobierno anuncia medidas, entre ellas un puente aéreo desde La Réunion y el envío de personal de la salud y de seguridad, en medio de denuncias de la población local por sentirse abandonada a su suerte y de críticas de la oposición.
La víspera, el presidente Emmanuel Macron señaló que viajará en los próximos días a Mayotte y adelantó que será decretado un duelo nacional.
En declaraciones a la cadena BFM TV, el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Fabien Roussel, consideró que el Estado demora en reaccionar a la tragedia, en un departamento clasificado como el más pobre del país, en el que el ciclón afectó de manera severa las comunicaciones, la electricidad, el transporte y el acceso al agua y la comida.
Roussel abogó por un llamado de París a la ayuda internacional a Mayotte y cuestionó que el primer ministro recién nombrado, François Bayrou, participase ayer en el Consejo Municipal de Pau, donde sigue de alcalde, en lugar de viajar al archipiélago situado entre Madagascar y las costas de Mozambique.
Por su parte, la líder de la extrema derecha Marine Le Pen estimó que la situación es de urgencia vital y que el escenario de devastación despierta sentimientos de impotencia.
La Prefectura de la colectividad aplicará por instrucción de Macron un toque de queda entre las 22:00 y las 04:00, horas locales.
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