Creo que podemos acelerar el paso y finalizar el gabinete en algunos días, declaró ayer a la prensa el centrista de 73 años, tras reunirse dos veces en la jornada con el presidente Emmanuel Macron, quien lo designó el viernes al frente de Matignon en reemplazo del primer ministro Michel Barnier, derrocado este mes por una moción de censura en la Asamblea Nacional.
En realidad, el margen de maniobra de Bayrou es limitado, ya que descartaron participar en el gobierno el bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular, integrado por socialistas, insumisos, ecologistas y comunistas, y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), que unieron fuerzas en el hemiciclo para censurar a Barnier.
Por consiguiente, el líder del Movimiento Demócrata y aliado de Macron dependerá sobre todo de figuras del oficialismo y de la organización conservadora Los Republicanos, los protagonistas del recién derrocado gabinete.
De acuerdo con el expresidente de la República y actual diputado socialista, François Hollande, sin dudas, el próximo gobierno se parecerá mucho al precedente.
Para algunos, el anuncio de los miembros del gabinete de Bayrou llegará antes de la Navidad, con el margen cada vez más reducido, considerando que el primer ministro tendrá el 14 de enero su discurso de Política General ante el Parlamento, un momento clave para él.
Vemos a las negociaciones bastante avanzadas, con propuestas entregadas la víspera a Macron, dijo a la cadena TF1 el ministro de Agricultura Marc Fesneau (dimitente).
Los retos del futuro gobierno serán enormes, el principal de ellos: evitar otra censura en una Asamblea Nacional con el ambiente propicio para ello, aunque de momento solo La Francia Insumisa adelantó que buscará derrocar a las nuevas autoridades.
Otro gran desafío resultará la elaboración del Presupuesto del Estado para el 2025, después de que el anterior naufragara con la caída de Barnier y sus ministros, proyecto denunciado desde la izquierda y la extrema derecha bajo el argumento de que ponía en los bolsillos de los sectores pobres y la clase media el impacto de las medidas de austeridad para sanear las finanzas públicas.
Por lo pronto, Bayrou ha comenzado su ejercicio de primer ministro con mal pie, ya que con apenas cinco días en el cargo, acumula muchas críticas.
Particular malestar generó en la clase política francesa su decisión de participar en un Consejo Municipal en Pau, donde optó por seguir como alcalde, en momentos en los que el departamento de ultramar de Mayotte vive un escenario de catástrofe por el paso el sábado del ciclón Chido.
“Su lugar no está en Pau, está en Mayotte” y “el pueblo francés merece algo mejor”, fueron ayer algunas de las reacciones.
Según la líder de los ecologistas, Marine Tondelier, el país parece sin un piloto en un contexto tan desafiante.
“A quién se le ocurre tener tiempo para ser alcalde con la situación política actual”, afirmó en alusión al propósito de Bayrou de compartir la responsabilidad de primer ministro con la de burgomaestre.
El jefe de Matignon esgrimió que “Pau quedaba en Francia” y prometió viajar a la devastada Mayotte en cuanto se nombre al nuevo gobierno, sin embargo, da la impresión de situarse demasiado temprano a la defensiva ante una oposición que lo vigilará con lupa en cada paso, bajo la tesis de que la cabeza que quisiera ver caer es la de Macron.
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