Nos sorprende observar una injerencia completamente abierta en los asuntos georgianos por los europeos y los intentos de ejercer una presión totalmente descarada sobre las autoridades de ese país, dijo Peskov en una entrevista con el canal de televisión Rossiya 24.
El portavoz subrayó que Moscú no ha interferido en los acontecimientos en Tiflis ni tiene previsto hacerlo.
El 26 de octubre Georgia celebró los comicios parlamentarios. Según el escrutinio, el partido gobernante Sueño Georgiano, que se manifiesta a favor de mantener relaciones con Rusia y en contra de las sanciones antirrusas, lideró la votación, pero la oposición declaró que no reconocería los resultados.
La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, que presta ayuda a la oposición proeuropea, a pesar de que según la Constitución del país el presidente no debe tener partido, instó a organizar protestas con motivo de los resultados de los comicios.
Las protestas se exacerbaron después de que el primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, suspendiera, el 28 de noviembre, las negociaciones con la Unión Europea sobre el proceso de adhesión hasta 2028.
Los manifestantes arrojaron objetos contundentes y artefactos pirotécnicos a las fuerzas del orden que, a su vez, trataron de dispersar la multitud con cañones de agua y gases lacrimógenos.
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, declaró antes que los acontecimientos actuales en Georgia «no van en la dirección correcta» que debería seguir un país candidato para ingresar al bloque.
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