A finales de noviembre, la Fiscalía solicitó penas de entre cuatro y 20 años de prisión para los encartados.
Contra Dominique Pelicot, el principal acusado, el Ministerio Público demandó la máxima sanción posible por el delito en cuestión, 20 años, después de que durante casi una década drogara a su esposa Gisèle para permitir y filmar que otros la violaran, un caso que escandaliza a la sociedad.
Por su parte, uno de los acusados enfrenta la pena mínima, cuatro años, y el resto de 10 a 18 años de cárcel.
Desde anoche comenzaron a llegar a Aviñón, la capital de Vaucluse, decenas de personas de otros departamentos franceses y de Europa para mostrar su apoyo a la víctima y reclamar justicia.
El proceso ha generado gran atención mediática en suelo galo y el mundo, convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual y la impunidad.
Para la magistrada Laure Chabaud, el castigo de dos décadas en prisión para Dominique, un hombre de 71 años, es a la vez mucho y demasiado poco, dada la gravedad del reiterado delito.
Asimismo, las autoridades solicitaron 10 años de seguimiento socio-judicial y un análisis de su situación para Dominique al expirar el encierro.
Entre las acusaciones contra el principal encartado están su falta de sensibilidad, advirtiendo que el sometimiento químico de Gisèle la llevaba casi a un estado de coma.
La mujer sufrió las vejaciones entre julio del 2011 y octubre del 2020, crimen que genera reacciones de repudio, atizadas ante las fotos y los videos divulgados durante el proceso.
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