Según la Presidencia, el mandatario debe hacerse una nueva tomografía como parte del protocolo del postoperatorio.
Un informe sobre el estado de salud de Lula debe ser divulgado luego por el equipo clínico que acompaña al jefe del Ejecutivo.
Si su salud está dentro de la normalidad esperada por los facultativos, el fundador del Partido de los Trabajadores debe regresar a Brasilia y reanudar la rutina de trabajo.
Lula fue dado de alta del hospital el domingo después de necesitar pasar por una cirugía para contener una hemorragia intracraneal. Se le permitió volver a su casa en Sao Paulo para continuar recibiendo seguimiento de cerca.
Al salir del centro sanitario, apareció por sorpresa al final de una conferencia de prensa de los galenos.
«Estoy volviendo a casa ahora tranquilo, seguro de que estoy curado y solo necesito cuidarme», declaró.
De acuerdo con el staff de profesionales que lo atiende, el exsindicalista no tendrá ningún tipo de secuelas físicas ni neurológicas.
Al final de la tarde del 9 de diciembre, el exdirigente obrero sintió dolor de cabeza e indisposición e ingresó en un hospital privado de Brasilia.
Tras exámenes de imágenes, se constató la necesidad de intervención quirúrgica y fue transferido a la unidad de Sao Paulo.
En esta urbe se sometió a una cirugía de emergencia, que se realizó sin complicaciones.
Pasó por dos cirugías, el día 10 y 12, además de un tercer procedimiento para retirar un drenaje de la cabeza.
Se espera que esta semana Lula retorne al Palacio de la Alvorada, residencia oficial de los presidentes en esta capital.
Hace poco más de un año, en septiembre de 2023, el líder progresista se hizo una artroplastia total de la cadera derecha, una cirugía para reemplazar, con una prótesis, el cartílago desgastado en esa región del cuerpo.
Cuando el procedimiento se completó después de un calendario, pasó por exámenes de revisión.
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