Al momento de ser condenado, el encartado, Segun Olowookere, tenía 17 años y tuvo la peregrina idea junto a un cómplice, Morakinyo Sundayl, de invadir el gallinero de un oficial de la Policía para apropiarse de las aves y parte de sus huevos, pero la suerte les fue adversa y fueron capturados como quien dice con las plumas en la mano.
Para realizar la fechoría ambos fueron armados con una pistola de madera y un machete, insuficientes para enfrentar la ira del propietario del botín que los neutralizó y envíó a la cárcel de donde fueron remitidos al tribunal que, a juzgar por la sentencia, les aplicó el máximo rigor..
Desde entonces el convicto pasó 14 años en el corredor de la muerte a la espera del cumplimiento de la sentencia que provocó ira en la comunidad por la asimetría entre el delito y la pena.
El gobernador de Osun, Ademola Adeleke, explicó su decisión en la necesidad de “defender la justeza y la santidad de la vida” y en respuesta a la infatigable campaña de grupos comunitarios y familiares del condenado que será liberado a principios del año próximo y es probable que haya perdido el apetito por los platos confeccionados con pollo.
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