Después de su arribo a la capital Mamoudzou, el mandatario subió a un helicóptero para recorrer el devastado territorio, donde se estima que el meteoro pudo provocar miles de víctimas fatales, sobre todo en las zonas de mayor pobreza.
Macron prometió a los mayotenses “levantarnos juntos”, en medio de duras críticas de la oposición francesa y de pobladores por la gestión del Estado ante la catástrofe en el archipiélago del Océano Índico.
La agenda del presidente en Mayotte incluye las visitas al hospital de Mamoudzou y a un barrio destruido en el departamento considerado el más pobre de Francia.
Ayer el gobierno decretó el Estado de calamidad natural excepcional para acelerar la ayuda y ordenó el bloqueo de los precios de productos de primera necesidad, en un escenario marcado por los problemas para acceder al agua potable y la comida.
Las autoridades establecieron puentes aéreos y marítimos para enviar medicinas, agua y alimentos, y reforzaron la atención de salud y la seguridad con el envío de profesionales del sector y de gendarmes.
Sin embargo, las críticas continúan, así como el reclamo de solicitud de apoyo internacional para una colectividad que antes de la tragedia causada por Chido tenía al 77 por ciento de su población en la pobreza.
El secretario nacional del Partido Comunista Francés, Fabien Roussel, calificó de vergonzosa la respuesta oficial y advirtió que el Estado marcha con retraso en su reacción frente al desastre.
Pienso que si esto hubiese sucedido en un departamento metropolitano, ahora tuviésemos una emisión especial para hablar del tema, denunció por su parte la líder de los ecologistas, Marine Tondelier, quien tildó de drama absoluto la situación imperante.
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