En su momento la mediática causa, que incluye a casi una veintena de coacusados y llevó a Trump a aparecer por primera vez fichado criminalmente en una cárcel de Georgia, deja en suspenso su futuro.
El tribunal de apelaciones determinó que la oficina de Willis no puede procesar el caso, por lo que sería necesario nombrar un nuevo fiscal especial para seguir adelante.
La corte consideró que una “apariencia significativa de irregularidad” era suficiente para manchar potencialmente el caso a la vista del público, aunque decidió que no desestimaría por completo la extensa causa de conspiración para cometer delitos de extorsión.
Trump y algunos de sus coacusados intentaron que Willis fuera descalificada cuando salió a la luz pública la relación amorosa que tuvo con Nathan Wade, el fiscal especial que contrató para ayudar a manejar este caso.
Los acusados argumentaron que Willis se benefició económicamente de su relación con Wade, quien cubrió varias vacaciones para la pareja, lo cual ella niega.
“Al otorgarle al presidente Trump un mandato abrumador, el pueblo estadounidense ha exigido el fin inmediato de la utilización política de nuestro sistema de justicia como arma y el rápido cese de todas las cacerías de brujas en su contra”, expresó en un comunicado Steven Cheung, portavoz de Trump.
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