Por Amílcar Morales
Denominado Oda a la Fraternidad, el concierto contó con el elenco más numeroso congregado jamás en un escenario nacional y fue escuchado de manera presencial por unas 40 mil personas y seguido por más de un millón gracias a la señal de la televisión pública.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y el Coro Sinfónico Universidad de Chile fueron los protagonistas del evento, si bien los acordes iniciales estuvieron a cargo de la Sinfónica Estudiantil Metropolitana y el coro de Estudiantes de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles.
Estas agrupaciones se combinaron para ofrecer obras como La Marcha Triunfal, de la Ópera Aida de Giuseppe Verdi, y el Aleluya, de El Mesías, de George Frideric Handel.
Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile, destacó la oportunidad de interpretar por segunda ocasión la Novena Sinfonía de Beethoven en el Estadio Nacional, luego de que en 1990 se conmemoró allí, precisamente con esa obra, el retorno de la democracia.
En aquella ocasión, dijo, el entonces presidente Patricio Aylwin recordó que ese recinto fue lugar de presidio y de tortura tras el golpe de Estado y el comienzo del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990).
Aylwin, señaló Devés, enunció que nunca más habría atropellos a la dignidad humana, nunca más violencia entre hermanos “y ese es un compromiso que todavía nos interpela como sociedad y al que nos esforzamos por contribuir”.
Interrogada por Prensa Latina acerca de la decisión de ofrecer el concierto de manera gratuita a la población, la rectora destacó la importancia de llevar esta música tan hermosa a todos los chilenos, a las familias y a las diferentes generaciones.
“Hemos visto llegar a personas de distintos lugares, de todas las edades, de diversos sectores y eso es Chile, por eso nos importa mucho este encuentro”, enfatizó.
Al concierto también asistió el presidente Gabriel Boric, así como varios de los miembros de su gabinete, gobernadores, alcaldes y otros invitados especiales.
El director de la Orquesta Sinfónica Nacional, Rodolfo Saglimbeni, explicó que desde hace más o menos un año empezaron a soñar con este concierto para ofrecer al pueblo una música muy especial, que lleva más de 250 años sonando en el mundo.
“Es una música inmortal y queremos que esa pasión le llegue a personas que quizás la escuchen por primera vez”, dijo el maestro.
Por su parte Juan Pablo Villarroel, director del Coro Sinfónico, dijo a esta agencia que nombrar al concierto Oda a la Fraternidad se debe a que la novena sinfonía de Beethoven es una obra maravillosa, que envuelve todo el amor hacia nuestros semejantes.
mem/car/eam