De brazos abiertos el conjunto «Materia prima del Caribe» recibe a los visitantes en la entrada del Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los espacios de la Bienal, donde estos monolitos que albergan magia y buena energía provocan llevarse fotos de recuerdo.
Entrevistada por Prensa Latina, Colón compartió detalles de esta participación incluída en la exposición colectiva de mujeres caribeñas «La tradición se rompe pero cuesta», muy destacada por los organizadores de la Bienal habanera, prestigiosa cita de arte contemporáneo.
La artista afirmó que para este conjunto de cuatro esculturas en forma de balas usó como materia prima tierra cruda, elementos científicos, acrílicos ópticos y fibra de carbono, y propiedades naturales provenientes de sitios geológicos de su natal Puerto Rico.
Señaló que la forma de balas de estas esculturas evocan los legados turbulentos de las historias coloniales en Puerto Rico y Latinoamérica, las cuales siguen presentes en nuestras vidas hoy en día.
En su obra, Colón reutiliza materiales de alta tecnología, típicamente asociados con funciones de militarismo, y los convierte en fuentes de luz, vida y energía positiva a través del arte.
El público puede percibir las piezas como proyectiles, misiles o cohetes, pero en ellas predomina el ingenio artístico de la autora, y un espíritu contrario a la beligerancia.
Resulta grato aprenciar, mirando la forma de sus monolitos, que algo construido con fines guerreristas y de aniquilación se puede transformar en objetos de gran belleza inspiradora, plenos de energía sanadora y contagiosa que refuerzan la fe en un futuro de paz.
Cada obra se entrelaza con su historia personal y representa un punto geográfico de Puerto Rico que tiene gran significado en su existencia, resaltó la artista puertorriqueña.
Por ejemplo, describió que en Monolito Parabólico Hematita (Tierra de Substrato, Arecibo, Puerto Rico, 2024), el uso que hace de la tierra roja del terreno de su familia en Arecibo conecta momentos formativos de una infancia rodeada de violencia y desplazamiento.
Esta pieza refleja también su fascinación temprana por el espacio sideral y el cosmos nutrido en el Observatorio de Arecibo, hasta hace poco el telescopio más grande del mundo.
La artista contó que en la década de 1970, su padre, científico, Doctor en Química y asesor del Departamento de Contaminación Ambiental del gobierno de Puerto Rico, descubrió que los polvos del desierto del Sahara en África llegaban a Puerto Rico.
Esto le generó a ella desde sus años tiernos un profundo aprecio por los ecosistemas interconectados de la Tierra.
También relató que por aquella época, cuando crecía en su país, sufrió experiencias de violencia, desplazamiento, agresión y opresión, y la naturaleza se convirtió en su refugio y fuente de sanación.
La exposición suma además Monolito Parabólico Clorofila (Bosque Tropical de El Yunque, Luquillo, Puerto Rico), 2024.
Aquí emplea las propiedades verdes del compuesto químico de Clorofila para poner en primer plano la importancia climática de la selva tropical de El Yunque, el bosque tropical más grande del Caribe, como lugar de renovación planetaria.
También Monolito Parabólico Fósforo (Aguas de La Parguera, Bahía Bioluminiscente, Lajas, Puerto Rico, 2023), con el cual Colón recuerda sus experiencias fenomenológicas al encontrar la luminiscencia radical de dinoflagelados en los ecosistemas marinos bioluminiscentes de Puerto Rico.
Ello con enfoque en la importancia de mantener el balance ecológico a través de los frágiles ecosistemas oceánicos planetarios que sustentan la vida en la tierra. En palabras de esta artista boricua, en su quehacer profesional y de ecofeminismo busca conectar, desde lo microscópico hasta lo más universal, con los sentimientos y la esencia humana de las personas. Así extiende la invitación a cubanos y visitantes a llegarse al Edificio de Arte Universal y apreciar la muestra de creaciones de mujeres caribeñas, que incluye cuatro obras suyas que abordan preocupaciones ecológicas y universales empleando estrategias decoloniales.
Según publicaciones de los promotores de la Bienal en redes sociales, hace algunos años, visitando el Museo Nacional de Bellas Artes, Gisela Colón aseguró que desde pequeña, viviendo en Puerto Rico, fue inspirada «por las cualidades místicas de la obra de Wifredo Lam».
Y ahora, bajo ese influjo del pintor cubano más universal, convida a todos a descubrir sus motivaciones personales.
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