Al presentar su condena ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la cancillería repudió el bombardeo de aldeas fronterizas libanesas, la colocación de casas trampa, la destrucción de barrios residenciales y el bloqueo de carreteras.
De acuerdo con la diplomacia libanesa, la persistente hostilidad israelí socava los esfuerzos por calmar la situación y evitar una escalada militar.
Consideró que tales actos representan una grave amenaza a los esfuerzos internacionales destinados a lograr la seguridad y la estabilidad en la región.
También, enfatizó que dichos ataques impiden la implementación de las disposiciones de la Resolución 1701 y crea obstáculos para el despliegue del ejército libanés en el sur.
Al renovar su compromiso con las resoluciones internacionales y la implementación de acuerdos para el cese de las hostilidades, Líbano ratificó su respuesta a los llamamientos y muestra los máximos niveles de moderación y cooperación para evitar caer en la guerra.
En su denuncia, el Ministerio pidió al Consejo de Seguridad, en particular a Estados Unidos y Francia, patrocinadores del acuerdo, adoptar una posición firme y clara respecto de las violaciones de Israel, y trabajar para obligarlo a respetar sus obligaciones.
Líbano reclamó fortalecer el apoyo a la misión de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas (Unifil) y al ejército nacional, para garantizar la protección de la soberanía y proporcionar las condiciones de seguridad.
mem/yma