En su más reciente actualización, el organismo confirmó que el conflicto entre las Fuerzas Armadas y el Ejército de Arakan afecta a 16 de los 17 municipios de esa área del sur del país.
Como resultado, cerca de 360 mil personas fueron obligadas a abandonar sus hogares en Rakhine y el vecino municipio de Paletwa, lo que eleva el número total de desplazados a casi 570 mil.
La escalada es apenas una parte de la crisis más amplia que impacta a varias regiones y estados de Myanmar, incluidos el noroeste y el sudeste desde que estalló la guerra en 2022 y su agravamiento desde noviembre de 2023.
En total, las hostilidades han desplazados a más de 3,5 millones de personas, un asombroso aumento de 1,5 millones en comparación con el año pasado.
La Oficina insistió en la necesidad de que las partes cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario, garanticen la protección de los civiles, los trabajadores humanitarios y los suministros.
Además, exigió garantías para un acceso humanitario sin trabas.
El golpe militar de 2012 mantiene al país en un conflicto entre las fuerzas del ejército con grupos armados de oposición, lo que ha provocado desplazamientos masivos y miles de víctimas.
Alguna vez considerada una de las economías más prometedoras del sudeste asiático, con una clase media en crecimiento, Myanmar sufre niveles vertiginosos de pobreza.
La guerra civil empujó a decenas de miles aún más a la indigencia mientras que más de la mitad de la población de 54 millones está por debajo del umbral de pobreza.
A mediados de año la ONU estimó que el 49,7 por ciento de las personas vivía con menos de 76 centavos de dólar al día, una cifra que se ha duplicado desde 2017, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
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