Por avatares de la suerte los dos últimos ejemplares de esa especie son hembras, lo que priva a ambas de agenciarse un macho cada una y, en caso de emergencia, necesidad obliga, compartirlo en aras de la repoblación, tarea que el elegido asumiría sin protestar, cuenta habida la voracidad sexual de estos animales.
Para conseguir el objetivo, el Servicio de Veterinaria keniano acudió al consorcio BioRescue, desarrollador de tecnologías avanzadas de reproducción con resultados positivos en Europa basado en el empleo de células madre en la fertilización in vitro para devolver esta especie a la vida, reveló Isaac Lekolool, director del ente especializado en este país del este africano.
Si logramos que nazcan rinocerontes blancos a través de la fertilización artificial, la transferencia de embriones nos adelantará en el camino de salvar a otras especies que sobreviven en la naturaleza en Kenya y otros países que enfrentan amenazas similares, declaró.
El loable proyecto en cierta medida pende de un hilo porque una de las candidatas aunque en estado de merecer a sus 34 años, tiene una edad avanzada para un rinoceronte cuya expectativa de vida es de 40; la otra, de 24 años, está en mejor posición de constituirse en la Eva de la especie responsabilizada con la producción de uno o más Adanes.
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