De acuerdo a Antonio Subí, director general de la principal entidad tabacalera en la esta central provincia, ubicada a 278 kilómetros al este de La Habana, el proyecto forma parte del cambio de la matriz energética en el sector y busca la estabilidad en el proceso de beneficio y escogida de la hoja para su entrega a la exportación.
A su vez, otro grupo de productores avanza en la instalación de sistemas de riego por goteo, un método que permite el ahorro de recursos, la independencia de los métodos tradicionales de fertilización y la eficiencia en el uso del agua, para obtener plantaciones más sanas y robustas.
Los tabacaleros cubanos igualmente laboran en la culminación de casas de cura controlada, así como en otros proyectos para el sistema de semilleros en pos de aumentar el volumen de producción, sostener la entrega de materia prima para la industria nacional y cumplir los compromisos con la venta a otros países.
Según Linnel Marrero, productor con amplia experiencia en el sector, acciones como estas colocan a la isla en buenas condiciones para mantener al tabaco como una de las áreas de mayor crecimiento y aportes a la economía del país, sobre todo porque elevan la calidad y el prestigio de la hoja en el mercado.
El empleo de elementos para el control automático de los túneles de secado y la adquisición de maquinarias para la poda de posturas forman parte de las acciones que emprende Cuba para asegurar la campaña 2024-2025, cuando aspira a conseguir más de 25 mil toneladas en todo el país.
La provincia de Villa Clara juega un rol esencial en esa meta, pues en la actual campaña planeó sembrar más de mil 100 hectáreas, sobrepasar el 30 por ciento de capa exportable y superar el rendimiento de una tonelada por hectárea, un reto que la coloca entre las principales productoras de Cuba.
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