De acuerdo con la fuente, hubo 141 mil embarazos de niñas y jóvenes entre 10 y 19 años en el primer semestre de 2023, mientras que, en 2014, fueron 286 mil en el mismo período.
Tal reducción comenzó en 2015 y se mantuvo durante nueve años consecutivos, intensificándose en 2019 y estabilizándose en los próximos calendarios, incluso por la pandemia de la Covid-19, que impidió a muchas jóvenes salir de casa.
El desplome fue contrario a las previsiones de la Organización Mundial de la Salud, que esperaba un mayor número de encintas, especialmente por la falta de acceso a métodos anticonceptivos.
La tasa de fecundidad en el país cayó de 3,46 a 1,9 entre 2014 y 2023, casi igualando el número de 1,05 del indicador en el mundo.
Se estima que el gigante sudamericano puede alcanzar el índice global en 2024.
El índice evidencia posibles cambios en el comportamiento de los jóvenes, como la concientización sobre la educación sexual, el acceso facilitado a la información y a la salud pública.
También el uso de las redes sociales y dispositivos electrónicos puede ser otro factor que inhibe la socialización entre los adolescentes, manteniéndolos en casa, impidiendo así las relaciones sexuales.
A pesar de la disminución en los números, Brasil todavía enfrenta altas tasas de embarazo adolescente.
Esta realidad impacta no solo en la salud de las jóvenes, sino también en el acceso a la educación y a las oportunidades profesionales.
Según un estudio del Ministerio de Sanidad, publicado en 2020, ese año, cerca de 380 mil partos fueron de madres con hasta 19 años de edad, lo que correspondió al 14 por ciento de todos los nacimientos en la nación.
La investigación señaló, asimismo, que entre los nacidos vivos de adolescentes embarazadas, en 2020, la mayor concentración está en las regiones Norte (21,3 por ciento) y Nordeste (16,9), seguida por Centro-Oeste (13,5), Sudeste (11) y Sur (10,5).
Teniendo en cuenta el segmento étnico, del total de nacidos vivos de madres indígenas, 28,2 por ciento fueron de mozas.
Entre las mujeres mestizas que se convirtieron en madres, un 16,7 por ciento de los bebés nacieron de muchachas, y entre los partos de féminas negras, un 13 por ciento fueron de chicas.
Ya entre los nacidos de madres blancas, un 9,2 por ciento eran muy jóvenes.
Además de estar sujeta a mayor incidencia de complicaciones, como aborto, diabetes gestacional, parto prematuro y depresión postparto, el embarazo en la adolescencia repercute negativamente en la formación educativa.
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