Durante una ceremonia en homenaje a los mártires de la Resistencia de Líbano (Hizbulah), el representante reiteró el rechazo a cualquier partido y a las disputas políticas aisladas.
El miembro del bloque Lealtad a la Resistencia defendió la elección de un jefe de Estado con total entendimiento entre Hizbulah y el movimiento Amal, capaz de cooperar con todos en Líbano, y «no queremos que nadie quede aislado».
Fadlallah subrayó: «Estamos abiertos a discusiones, diálogos y cooperación para unirnos y restaurar las instituciones constitucionales con el objetivo de hacer avanzar al país y abordar los efectos de la agresión israelí».
Para el parlamentario libanés, la cualidad más importante del presidente de la República es ser un verdadero soberano y afrontar cualquier ataque a la soberanía, en particular por parte del enemigo israelí.
El 28 de noviembre después de la entrada en vigor del alto al fuego con Israel, el titular del Parlamento, Nabih Berri, convocó a una sesión presidencial el 9 de enero y dio un plazo de un mes para llegar a un consenso entre los bloques legislativos.
La semana entrante, Líbano intentará elegir a inicios de 2025 al presidente de la República y este tendrá la responsabilidad de conformar un nuevo Consejo de Ministros.
Desde la noche del 31 de octubre de 2022, el país sortea las repercusiones del cuarto vacío de poder después de su independencia tras el fin del mandato presidencial de Michel Aoun (2016-2022).
Líbano reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el parlamento.
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