El joven, que el venidero 9 de enero arribará a los 19 años de edad, confesó que pese a su juventud ya cuenta con un programa de saltos que se cataloga como olímpico debido al grado de dificultad de los mismos, dígase superior a 3.0 de valoración en el trampolín de un metro y de 3.4 en el de tres metros, por ello lo fundamental es el trabajo con la técnica.
En el deporte de clavados al tener programas de saltos complejos si estos los logras ejecutar de buena manera las puntuaciones resultan más elevadas y existen mayores opciones de llegar a las medallas en las competencias, dijo.
Rosales comentó que el año 2024 resultó positivo con actuaciones relevantes en varios certámenes, entre ellas la escenificada en el Campeonato Mundial Juvenil de Clavados de Río de Janeiro, cita en la cual quedó en cuarto lugar en el trampolín de un metro y noveno en el de tres.
Durante la final de saltos en el Parque Acuático Julio Delamare acaricié las medallas en ambas modalidades pues estuve en plata (tres metros) y bronce (un metro) al llegar a la última ronda pero los nervios me traicionaron un poco cuando miré la pizarra, acotó el clavadista.
Según el clavadista, trabajar con la concentración para evitar que se repitan sucesos como el de Río es otro elemento importante a pulir en el 2025, año en el que participará en lides tales como un Grand Prix en Canadá, el Mundial de Clavados categoría mayores con sede en Singapur y los Juegos Panamericanos Juveniles.
Seguir los pasos del otrora excepcional clavadista José Antonio Guerra, figura en la cual se inspira, resulta el aliciente de Frank Abel, atleta llamado a establecerse en la disciplina y máxima proyección del clavado masculino cubano de cara a compromisos internacionales en el actual ciclo olímpico.
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