Las acciones, desarrolladas particularmente en el eje Lukofu-Kaniro, grupo Buabo, así como en el eje Kahina, grupo Bashali Mukoto, generaron violentos combates con el Ejército de la RDC y las milicias locales aliadas denominadas Wazalendo, las cuales enfrentaron el intento de avance durante todo el jueves.
Representantes de la sociedad civil local dijeron al medio de prensa que el M23 lanzó ataques simultáneos contra posiciones de los militares en estos dos ejes, además de ocupar los pueblos de Lukofu y Kaniro.
Los insurgentes avanzaban hacia Katale, a 12 kilómetros de la capital Masisi, y encontraron resistencia por parte del Ejército.
Hasta el momento refieren que dos civiles, entre ellos un niño menor de 10 años, resultaron heridos en los enfrentamientos en la aldea de Mashaki, mientras que las personas residentes en los pueblos aledaños comenzaron a abandonar sus hogares en busca de seguridad.
El M23 culminó el 2024 con enfrentamientos en el territorio de Lubero, en la misma provincia al este de la RDC, en un intento por continuar ocupando territorios congoleños.
Tanto esas acciones como estas de inicio de año violan el acuerdo de alto al fuego entre Ruanda y la RDC, vigente desde el 4 de agosto pasado.
Ambos países estaban a punto de llegar a un acuerdo de paz, pero Kigali se retiró de las conversaciones con la exigencia de un diálogo directo entre Kinshasa y el M23.
La RDC acusa a Ruanda de brindar apoyo a los rebeldes, lo cual ha sido confirmado por expertos de la ONU, así como de lucrar con los minerales de las zonas en conflicto.
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