domingo 5 de enero de 2025
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Seguridad en la mira de Polonia al frente de la UE

Varsovia, 3 ene (Prensa Latina) Polonia asumió hoy la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE), cargo que ejercerá por seis meses y que heredó de Hungría, país que no tuvo representante en el acto oficial de investidura.

El motivo de que Varsovia retirara la invitación al embajador magiar se debe a una disputa diplomática, según declaró un ministro que aludió a la concesión en diciembre de asilo político al ex segundo al mando de la Justicia polaca, Marcin Romanowski.

Ese hecho fue calificado de «acto hostil», toda vez que el legislador del partido nacionalista de la oposición Ley y Justicia (PiS), se enfrenta a 11 cargos de la Fiscalía por malversación de fondos públicos, por lo que un tribunal de Varsovia emitió una orden europea de detención contra él.

En ese escenario Polonia hereda de Budapest la presidencia del ente comunitario 13 años después de su primer mandato.

Días atrás Agnieszka Bartol, representante permanente de este país ante la UE, dijo que su nación atraviesa “un periodo de desafíos extremos”.

Mientras, el primer ministro Donald Tusk habló de la seguridad en todas sus formas: exterior, interna, informativa, económica, energética, alimentaria y sanitaria.

Analistas consideran que Polonia abogará por un aumento del gasto en defensa europea, incluyendo la posibilidad de emitir eurobonos para este fin; también buscará fortalecer la cooperación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), especialmente con Washington, y orientará la atención de sus aliados. Ese último punto buscaría impulsar su proyecto “Escudo Oriental”, un ambicioso plan para asegurar la frontera con Rusia y Belarús.

Varsovia también pedirá a Europa que continúe su apoyo a Ucrania, tanto a nivel político como militar y económico, y buscará mantener la presión sobre Rusia y sus aliados.

Por otra parte, se espera que Polonia impulse la ampliación de la UE hacia países como Ucrania, Moldavia y los Balcanes, pero el caso ucraniano es especialmente complicado debido al conflicto con Rusia, a la necesidad de profundas reformas en Kiev y la reticencia de algunos Estados miembros por la inclusión de un estado arruinado y con un futuro incierto.

Como herencia Varsovia recibe pocos resultados tras seis meses de presidencia húngara, marcados por su “Misión de Paz” para Ucrania, que no contó con el apoyo del resto de sus socios comunitarios, mientras el primer ministro, Viktor Orbán, fortaleció su papel entre los líderes ultranacionalistas.

Como puntos en común Budapest buscó incrementar la competitividad del continente, la aceleración de la ampliación hacia los Balcanes Occidentales, la defensa común, la defensa de las fronteras externas y la plena integración de Rumanía y Bulgaria en la zona de Schengen, hecho este último, finalmente concretado.

Su presidencia trascurrió bajo el lema de “ Make Europe great again ” (Hagamos a Europa grande de nuevo), emulando al que usó en las elecciones del 2016 el estadounidense Donald Trump, al que el líder húngaro apoya desde hace años.

Pocos días después de su investidura al frente del Consejo de la UE, Orbán inició una gira diplomática inconsulta por Kiev, Moscú y Beijing, donde dialogó con los líderes de esas naciones, lo que causó enorme malestar en Bruselas y otras capitales europeas.

Tales hechos provocaron que la mayoría de altos cargos de países e instituciones comunitarias aclararan que Orbán no dirigia ni representaba la política exterior del bloque, por lo que sus acciones bajo el telón de “Misión de Paz”, no dieron resultados concretos.

lam/ehl

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