La buena nueva fue difundida por el Servicio de Fauna de este país del este africano que, aunque inusual, no es el única pues existen otros dos partos de jimaguas en los tres últimos años y porque los vástagos fueron observados de lejos para no interrumpir las nuevas obligaciones de la flamante madre.
El parto doble es casi una excepción entre los paquidermos pues ocurre solo en el 1 por ciento de los alumbramientos, según las estadísticas oficiales.
En un momento las sospechas sobre la paternidad recayeron en Charley, un ejemplar liberado en Sudáfrica a mediados de 2024 de un cautiverio de 42 años sin contacto con hembra alguna, pero tanto los cálculos de la distancia, como el tiempo de gestación, lo liberaron de cualquier especulación.
La posibilidad de un «desliz» en un momento de debilidad de la madre con otro macho que no fuera el reconocido, fueron desestimadas de inmediato porque, a la postre, todos los elefantes se parecen.
Sea la calidad del aire o algo que están comiendo los padres, tal vez una fruta u otro vegetal producido en la zona, que les proporciona no solo el empuje, sino la prolijidad para traer a este mundo esa cantidad de vástagos, el caso es que la producción de proboscídeos en la zona es llamativa, para decir lo menos.
Bien mirado, procrear un parto múltiple de elefantes comporta el doble de obligaciones para los progenitores porque alimentar y cuidar de los peligros de la jungla a dos descendientes, es una tarea titánica aun para el animal terrestre más grande que existe.
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