Según Danilo Pérez, músico, compositor y director fundador de esas citas, del 13 al 18 de enero próximo el istmo volverá a ser la casa de ese género y rendirá homenaje a la princesa Orelia Benskina, reconocida bailarina y coreógrafa panameña, quien cautivó los escenarios de Harlem y luego incursionó en la producción musical y la poesía.
Pérez indicó que ese legado celebra la cultura afrocaribeña y afroamericana, galardonada con el American Heritage Award en 1972.
También precisó que los eventos educativos se realizarán en la Ciudad del Saber, en esta capital; y los conciertos en el teatro Ateneo, mientras una gala especial tendrá como escenario el centro de Convenciones Atlapa.
A lo largo de su historia, el Panama Jazz Festival ha rescatado y celebrado la memoria histórica del jazz panameño y su influencia global.
Además ha creado programas educativos, incluyendo simposios y clínicas, también sirve como un centro de audiciones para las mejores escuelas de música del mundo.
Sin embargo, durante 23 años los organizadores han enfrentado retos para lograr convertir el Festival en un proyecto país. El hecho de que cada año se unan más personas a las actividades educativas y a los conciertos, aunque es algo positivo, representa uno de los desafíos más relevantes.
Para la saxofonista y musicoterapeuta Patricia Zárate, también del comité organizador, es importante apoyar el Panama Jazz Festival porque trasciende la música y busca mejorar la calidad de vida de las personas a través de experiencias excepcionales.
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