Los seguidores del equipo uruguayo fueron detenidos a fines de octubre antes del partido ante el carioca Botafogo por la semifinal de la Copa Libertadores.
Están acusados de participar en incidentes violentos en Río de Janeiro.
Tras más de dos meses de proceso judicial, dos siguen en prisión y una veintena está libre pero sin poder salir de Brasil para reunirse con sus familias en Uruguay. Un menor de edad fue liberado y regresó al país.
Los familiares insistieron ante el canciller Omar Paganini por una «intervención humanitaria» del gobierno que al menos permita el contacto con los detenidos.
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