En una de las últimas declaraciones sobre la fuga del cabecilla de la banda criminal Los Choneros, el comandante general de la Policía Nacional, Víctor Zárate, informó que la investigación para rastrear la ubicación del delincuente había avanzado un 45 por ciento.
Existen diversas teorías que circulan en redes sociales sobre el posible paradero del jefe de Los Choneros, desde que huyó a un país cercano hasta que se hizo una cirugía para cambiar su rostro, e incluso que pueda estar escondido dentro de Ecuador.
Poco después de su fuga, el gobierno argentino expulsó a familiares suyos del territorio nacional, donde su esposa e hijos habían comprado una casa.
Fito, que está en la lista roja de la Interpol, cumplía pena de 34 años de privación de libertad por delincuencia organizada, narcotráfico y asesinato.
El 7 de enero de 2024 se supo que escapó de la cárcel Regional de Guayaquil poco antes de su traslado a la prisión de máxima seguridad La Roca.
Su fuga tuvo efectos inmediatos, pues a raíz del hecho hubo ataques armados en distintos puntos y amotinamientos en varias cárceles.
Además, por aquellos días en las calles de Ecuador, incluida la capital, explotaron coches bomba, secuestraron policías y el pánico se apoderó de la población con el asalto al canal TC Televisión en plena transmisión en vivo por integrantes de la pandilla Los Tiguerones.
El presidente Daniel Noboa decretó estado de excepción y ante la espiral de violencia declaró la existencia de un conflicto armado interno vigente hasta la actualidad que facilita la actuación de las Fuerzas Armadas en operaciones de seguridad interna.
Desde entonces inició una polémica “guerra” contra 22 grupos de delincuencia organizada, a los cuales calificó de “terroristas”, un hecho que organizaciones de derechos humanos critican porque afirman que los principales blancos son jóvenes pobres y afrodescendientes.
Pese a los estados de excepción, casi permanentes desde aquella fecha, Ecuador cerró 2024 como el segundo año más violento de su historia, con casi siete mil homicidios y otros delitos como extorsiones y secuestros, un escenario atribuido principalmente al narcotráfico.
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