La paz en Cambodia no puede perdurar sin la reconciliación nacional, la justicia y un desarrollo sostenible e inclusivo, advirtió el alto dirigente en un acto conmemorativo por el 46 aniversario del Día de la Victoria del 7 de enero sobre el régimen genocida de los Jemeres Rojos.
Al destacar la importancia fundamental de mantener la armonía como base de todo progreso, el titular del Senado sugirió la aprobación de una ley dirigida a individuos o grupos que intenten derrocar al gobierno legítimo.
“Creo que es hora de establecer una ley que defina a cualquier persona o grupo que planee o conspire para crear movimientos extremistas, causar caos e inseguridad en la sociedad, provocar conflictos con otros Estados, e intentar derrocar al gobierno legítimo como terroristas que deben ser llevados ante la justicia”, dijo Hun Sen.
En ese sentido, y según reseña el diario Khmer Times, el máximo dirigente del CPP alertó sobre el peligro que representa una minoría de extremistas que persisten en difundir políticas divisorias e incitar a la rebelión entre la población, las fuerzas armadas y los funcionarios públicos, calificándola como una “amenaza real para la paz”.
Por otra parte, Hun Sen subrayó los avances del Reino en el camino de la democracia y el Estado de derecho, y manifestó la determinación de construir una sociedad próspera y civilizada, libre de guerras y genocidios, con el objetivo de situarse en igualdad de condiciones con las demás naciones del mundo.
En un artículo difundido hoy por la propia publicación, el director del Centro de Documentación de Cambodia y sobreviviente del genocidio de los campos de exterminio de los Jemeres Rojos, Chhang Youk, señaló que casi medio siglo después de la caída de ese régimen, los efectos de aquel periodo aún resuenan en el país.
“No hay familia, comunidad o institución que no haya sido afectada por este régimen y no sería difícil observar los efectos sutiles de este período en la cultura y las instituciones actuales”, escribió.
El 7 de enero de 1979 fuerzas patrióticas bajo la dirección del “Frente Unido de Kampuchea para la Salvación Nacional”, ahora “Frente de Solidaridad para el Desarrollo de la Madre Patria Camboyana”, con el apoyo de soldados voluntarios vietnamitas, liberaron Phnom Penh, derrocando el régimen genocida de los Jemeres Rojos.
Aquella histórica victoria rescató rápidamente a más de cinco millones de camboyanos del brutal régimen genocida liderado por Pol Pot, que mató a más de tres millones de inocentes durante sus tres años, ocho meses y 20 días en el poder, del 17 de abril de 1975 al 6 de enero de 1979.
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