miércoles 8 de enero de 2025
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Trinidad de Cuba, una postal en el tiempo (+Fotos)

Sancti Spíritus, Cuba, 7 ene (Prensa Latina) La Trinidad de Cuba, en el sur de la central provincia de Sancti Spíritus, se conserva hoy como una posta de historia, recuerdos e imágenes que han desafiado sus 511 años de fundada por los españoles.

Prensa Latina desandando en su rico acervo socio-cultural, de glorias y esfuerzos de generaciones acompañadas por las pulidas calles empedradas, de palacetes, museos, iglesias, las casas culto donde se rinde respeto a los dioses africanos, a las deidades.

Estos elementos, obras de sus habitantes, son el símbolo de una bella ciudad que ha detenido el tiempo. El obispo Morell de Santa Cruz, quien la visitó en 1754, decía que era una cantera de piedras con un polvo que todo lo enlodaba.

Entre los recuerdos de los locales están importantes momentos en el siglo XIX como el inicio del empedrado por disposición del teniente gobernador de Trinidad Don Pedro Carrillo de Albornoz.

Las llamadas chinas pelonas empleadas en el centro histórico urbano fueron extraídas de las cuencas de los ríos, formando grandes mosaicos de diferentes colores y formas, algunos historiadores alegan que también utilizaron las rocas de los lastres de los barcos.

Según datos de la Comisión de Historia en 1838 estaba cubierto un total de 62 mil 56 varas planas de calles y plazas, que correspondían fundamentalmente a la zona alta, donde se conservan la Plaza Mayor, el templo católico y las mansiones de hacendados ibéricos y naturales.

Una mirada por la zona más alta descubre los interiores de las moradas decoradas con hermosos techos de madera preciosas, mamparas y pinturas murales de sobresalientes autores españoles, italianos y artistas locales.

En esas cenefas aparecen cortinaje, flores y frutas tropicales, mientras sus patios con pozo y aljibe en el centro, dan vida a un jardín donde sobresalen los rosales y los helechos.

Entre las creaciones mejor conservadas esta el Palacio Brunet (Museo Romántico), muestra de cómo vivía la burguesía azucarera trinitaria de la primera mitad del Siglo XIX.

Otro lugar emblemático era el Aljibe del Rey, cisterna donde se depositaba el agua potable de esta ciudad en el siglo XIX. Esta era recolectada de las lluvias tropicales, con vistas a garantizar el preciado líquido a la población.

Algunos opinan que esta agua tenía propiedades especiales para el lavado del cabello, el cual quedaba sedoso y rutilante, así como para el blanqueado de las ropas.

Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara (1926-2009), historiador oficial de la tercera villa cubana, aseguraba que el desarrollo de la localidad fue tan importante para Hernán Cortés, quien la tomo para preparar la conquista hacia tierras del Imperio Azteca.

Siglos después el famoso naturalista alemán Alejandro de Humbold, en una breve estancia dejó una impronta que marcó por vida a Trinidad, a sus habitantes y las hermosas obras dejadas por la opulencia de capital en el Valle de los Ingenios.

rc/rga

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