Se necesita un socio unido, homogéneo y estable (…) Si esto no se da, entonces no funcionará y tendremos nuevas elecciones, dijo Kickl, cuya fuerza política ronda el 35 por ciento en los sondeos, muy por delante de sus rivales.
El presidente federal de Austria, el progresista Alexander Van der Bellen, encargó la víspera a Kickl la formación de una coalición con el ÖVP después del fracaso de las negociaciones entre conservadores, socialdemócratas y liberales para evitar un ejecutivo liderado por la ultraderecha.
Creo que podemos gobernar con diligencia y valor, tal y como espera la gente de nosotros, dijo Kickl, quien agregó que “se han ‘perdido tres meses”, con referencia al triunfo de su partido en las elecciones generales en septiembre pasado con un 28,8 por ciento de los votos.
El hasta ahora canciller federal en funciones y líder del ÖVP, Karl Nehammer, anunció el sábado su dimisión, lo que abrió la puerta al partido conservador para cambiar de postura y abrirse a una negociación con los ultraderechistas.
Pese a grandes coincidencias en política económica y migratoria, los dos partidos conservadores austríacos tienen diferencias en política europea, exterior y de seguridad.
El FPÖ es eurocrítico y rechaza una mayor cooperación de la neutral Austria con la OTAN, mientras que el ÖVP se considera profundamente europeísta y tiene posiciones más moderadas.
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