De acuerdo con activistas locales, las tropas sionistas avanzaron hasta las colinas de Al-Humer, al este de la ciudad de Hadar, en el norte de Quneitra, donde dinamitaron depósitos de armas y sabotearon fortificaciones militares utilizando topadoras y tanques.
Las fuerzas invasoras declararon el lugar como una zona militar cerrada y establecieron una posición en el lugar donde había un antiguo punto de observación ruso abandonado en víspera de la caída del gobierno de Bashar Al-Assad, el día ocho de este mes.
Esta incursión ocurre después de que los militares de Tel Aviv penetraran en el bosque de la localidad de Jabatha al-Khashab, donde establecieron nuevos puntos militares.
Asimismo, más de cinco hectáreas de tierras agrícolas fueron destruidas en la ciudad de Kudna, en medio de los temores de los residentes de que continúe la incursión en nuevas áreas sin su retirada.
Israel intensificó sus ataques en el territorio sirio durante el 2024, como parte de una campaña de escalada que comenzó en 2018, bajo el pretexto de combatir la presencia iraní y las milicias afiliadas a Teherán.
A pesar de la caída del régimen sirio el 8 de diciembre pasado y la salida de los grupos proiraníes, los ataques aéreos sionistas continuaron, centrándose en destruir las capacidades militares sirias de armas terrestres, aéreas y marítimas.
Según especialistas, el número de ataques israelíes contra Siria durante el año pasado alcanzó 373 y provocaron la destrucción de mil 32 objetivos, incluidos depósitos de armas y municiones, cuarteles militares, centros de operaciones y vehículos pertenecientes al ejército sirio.
Asimismo, causaron la muerte de 414 soldados y 68 civiles, entre ellos 13 niños y 16 mujeres.
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