El anuncio de la muerte a los 96 años del fundador del Frente Nacional desató reacciones de inmediato, aupado por dirigentes del partido heredero Agrupación Nacional (RN) y fustigado desde la izquierda, en un marcado contraste de opiniones.
De un lado aseguraron recordarlo como un patriota, visionario y defensor de la identidad y la soberanía francesas, y del otro como un torturador de la Guerra de Argelia, un individuo que banalizó los crímenes nazis, racista, colonialista y homófobo.
Sin embargo, la rutina de los comentarios en la prensa y las redes sociales quedó rota con la salida espontánea a las calles de cientos de personas para festejar la noticia, aunque algunos intentaron justificarla con el argumento de celebrar el fin de un período, no de un hombre.
En la emblemática Plaza de la República parisina abundaron las pancartas y las consignas, mientras en Lyon la movilización terminó con disturbios y varios arrestos.
Nada, absolutamente nada, justifica que bailen sobre un cadáver, manifestó el ministro del Interior Bruno Retailleau, quien calificó de vergonzosas las escenas.
Por supuesto que en el escenario de polarización desencadenado por la muerte del exparlamentario y cinco veces candidato presidencial tales palabras no pasaron desapercibidas.
De acuerdo con la jefa de la bancada de La Francia Insumisa en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, nadie bailó sobre un cadáver, aunque negó sentir sorpresa por los festejos, tildando a Jean-Marie Le Pen de un enemigo de la República, “condenado más de 30 veces, netamente por negar crímenes contra la humanidad”.
Yo no tomé champán anoche, creo que el combate contra el hombre terminó, pero la lucha contra sus ideas sigue más vigente que nuca, precisó a la cadena LFI este miércoles.
La Presidencia fue discreta en su manera de abordar el anuncio, al transmitir las condolencias de Emmanuel Macron a los familiares y seres queridos y advertir que su legado “está ahora sujeto al juicio de la Historia”.
Quizás también el primer ministro François Bayrou trató de evitar la polémica, sin embargo, al considerar en X al fallecido político una figura y un luchador, desató la ira en la izquierda.
Jean-Marie Le Pen no fue una figura de la política francesa como dijo Bayrou, fue un racista y antisemita notorio, adorador de Pétain y torturados en Argelia, respondió en la propia red social la eurodiputada insumisa Manon Aubry.
Por primera vez, la hija de Jean-Marie y líder del partido de extrema derecha RN, Marine Le Pen, reaccionó hoy al deceso con el mensaje “Muchos que te aman te esperan allá arriba, muchos que te aman te lloran aquí abajo, buen viento y buena mar Papa!”.
En un probable intento de describir lo que ocurre, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, opinó que es legítimo respetar el duelo y al mismo tiempo no mostrar complacencia con una trayectoria.
“Ni siquiera la muerte autoriza la banalización de actos o declaraciones que desafiaron la ley y contradijeron los valores de la República. Ayer, hoy y mañana nos enfrentaremos a las ideas de la extrema derecha”, sentenció.
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