Entre los factores adversos figuran la debilidad de la inversión, el lento avance de la productividad, los altos niveles de la deuda y las presiones demográficas, señala el análisis publicado este jueves por el Departamento Económico y Social de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Aunque la transición ecológica y los avances tecnológicos tienen el potencial de incentivar el crecimiento, los posibles beneficios se concentrarán desproporcionadamente en las economías industrializadas, reconoce el diagnóstico.
Mientras tanto, muchos Estados en desarrollo continuarán enfrentando importantes obstáculos a la hora de movilizar recursos para invertir en infraestructuras críticas, tecnología, capital humano y en los servicios, teniendo en cuenta la persistencia de un espacio fiscal reducido y los problemas del endeudamiento, ejemplifica el documento.
Para este año es de esperar un alza del 2,8 por ciento en el Producto Interno Bruto global y de 2,9 por ciento en 2026; es decir, prácticamente sin cambios en relación con las tasas de los años más recientes y a un ritmo inferior al registrado durante el período de 2010-2019 antes de la pandemia de la Covid-19, sustenta la ONU.
A juicio del organismo, las tendencias favorables incluyen la desinflación en distintas partes del orbe y la relajación monetaria de los principales bancos centrales de potencias industrializadas.
Al mismo tiempo hay diversas incertidumbres, entre ellas las asociadas al riesgo geopolítico, con índices por encima de sus medias históricas; el aumento de las tensiones comerciales y los elevados costos del endeudamiento, sopesa el estudio.
Los avances hacia la consecución de los Desarrollo Sostenible (ODS) siguen siendo insuficientes, aunque algunos indicadores muestran signos de recuperación tras los retrocesos inducidos por la Covid-19, expone el informe “Situación y Perspectivas para la Economía Mundial (WESP) 2025.
Estos desafíos, precisa el texto, son particularmente graves para los países de bajos ingresos y vulnerables, donde el crecimiento insuficiente y frágil amenaza con socavar el progreso hacia los ODS.
Según el pronóstico, el comercio mundial podría subir un 3,2 por ciento en 2025, tras el repunte de 3,4 puntos porcentuales en 2024 impulsado por la mejora de las exportaciones de productos manufacturados de Asia y el fuerte comercio de servicios.
Sin embargo, las políticas proteccionistas y las incertidumbres geopolíticas constituyen riesgos significativos para las perspectivas, remarca la previsión.
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