El especialista en temas económicos y financieros instó a un esfuerzo colectivo con reglas precisas y planes concretos para reducir el flagelo que afecta a miles de personas en el país sudamericano.
En un artículo de opinión publicado en el diario La Nación, Zárate recordó que el trabajo integral y comprometido de las instituciones constituye la única vía para hacer frente a la pobreza y para que las personas en situación de vulnerabilidad económica accedan a fuentes de ingresos que les permita tener una vida digna.
Reconoció la fuente, no obstante, el rol que desempeña el programa Hambre Cero iniciado por el gobierno en 2024, pero insistió en la necesidad de hacerlo más integral y abarcador, pues “una alimentación equilibrada y nutritiva permitirá a los niños desarrollar una capacidad cognitiva adecuada y crecer saludablemente”, apuntó.
El experto también abogó por perfeccionar el plan de educación de manera que lo diversifique a especialidades y otorgue acceso a los sectores más vulnerables de la población a fin de enfrentar como país a un mundo “cada vez mas dinámico y competitivo en el que la capacidad de innovación y creatividad tienen cada vez mayor peso en el desarrollo de las naciones», señaló.
Igualmente Zárate consideró imprescindible en esta batalla un sistema de salud pública universal y de calidad que incluya la disponibilidad de medicamentos básicos para las diversas patologías.
Unido a esos dos pilares – educación y salud, el experto mencionó como otras áreas de especial atención por las autoridades la seguridad ciudadana y la construcción de viviendas, con la ejecución de programas dirigidos a los sectores más vulnerables de la población.
Datos del Instituto Nacional de Estadísticas de Paraguay, y de la Encuesta Permanente de Hogares en 2023 reveló que un 22,7 por ciento de la población (de un total de más de 6 millones de personas) se encontraban en situación de pobreza y de éstas casi el 29 por cierto residía en zonas rurales, frente al 19,0 puntos porcentuales en áreas urbanas.
Según el estudio, la población en situación de pobreza extrema ascendió a unas 289 mil personas ese año, con mayor prevalencia en zonas rurales.
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