sábado 26 de abril de 2025
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Díaz-Granados, un escritor colombiano en busca de un mundo mejor

Bogotá, 23 ene (Prensa Latina) Cuando se le pregunta al escritor colombiano José Luis Díaz-Granados por sus muchos méritos responde que él es un hombre dedicado a aunar el amor por la literatura con la convicción de que es posible construir un mundo mejor.

El autor, al que ningún género literario parece resultarle incómodo por su incursión en casi todos, ha escrito más de 30 libros, cientos de crónicas periodísticas y ensayos literarios.

Nació en 1946 en Santa Marta, en el noreste del país, y se le considera uno de los grandes exponentes de la llamada Generación sin nombre, que emergió en 1968 en Colombia.

Su poesía encontró eco en libros ya antológicos como El Laberinto, Rapsodia del caminante y Oficio terrenal; en tanto su novelística pasó a la posteridad con obras encomiables como Las puertas del infierno, La Noche anterior al otoño y El esplendor del silencio, por solo citar tres ejemplos.

Recientemente mereció el premio Kaqiu-Penn Warren, otorgado por la Sociedad de Poesía de Lishan, en la provincia de Hunan, de la República Popular China, que preside el poeta Zhou Sese, del Grupo Kaqiu, movimiento que une corrientes de la poesía tradicional con las humanistas del escritor estadounidense Robert Penn Warren.

Prensa Latina se acercó al autor para conocer sus impresiones por el premio que ya suma nueve ediciones y que antes merecieron la poeta argentina Graciela Maturo, Gabriel García Márquez y Leopoldo Marechal, entre otros representantes de la mejor literatura del mundo.

“No es fácil, como dicen en nuestra amada Isla Infinita (su definición de Cuba), hablar sobre un galardón otorgado desde respetables instituciones culturales de una de las grandes potencias del mundo en la actualidad como lo es la República Popular China, a un poeta y novelista de Colombia, que no ha hecho otra cosa que aunar el amor por la literatura en todos sus géneros con la convicción de que un mundo mejor siempre es posible”, afirmó.

A Díaz Granados no le son ajenos los reconocimientos, pues tiene varios muy importantes como el Premio de Poesía “Carabela” (Barcelona, España, 1968) o el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (1990), sin embargo, se refiere a ellos con la humildad que lo caracteriza.

“En diciembre de 2024, el destacado poeta, gestor cultural y traductor literario Sun Xintang me informó que, después de haber sido nominado por varios escritores chinos para el Premio de Poesía Kaqiu-Penn Warren, el jurado -luego de haber estudiado a fondo mi obra poética producida en una trayectoria de más de seis décadas (1962-2024)-, acordó otorgarme por unanimidad el premio en la categoría de “Poeta Extranjero”, rememoró.

Comentó que el premio fue hecho público el pasado 9 de enero, en ceremonia virtual donde pronunció un breve discurso, mediante una proyección audiovisual, en la cual expresó su alegría y satisfacción y, al mismo tiempo, hizo un balance de su vida literaria y de su amor al oficio de escribir.

“Enseguida, los directivos del certamen le hicieron entrega a Sun Xintang de un diploma, un trofeo y una antología conformada por poemas míos transcritos en español y en chino, que me harán llegar pronto a mi casa en Bogotá”, reveló, además.

Confesó a Prensa Latina que ese último premio le provoca el mayor de todos sus agradecimientos y que constituye un motivo del más alto orgullo y felicidad personal, por cuanto su admiración hacia la literatura del gigante asiático es de vieja data.

“Que mi modesta obra literaria haya llegado a ser apreciada en organismos de la más alta respetabilidad en la China Popular, significa que mi perseverante trabajo de tantos años no ha sido una labor vana y que alguna huella perdurable quedará para siempre en el panorama de la poesía de los dos países”, afirmó Díaz-Granados.

Parafraseando uno de los versos de amor más icónicos del maestro, no faltarán palabras, ni personas, para cantar el júbilo que provoca saberlo merecedor de premios y reconocimientos.

Tampoco faltarán las sonrisas ni goces en las esperadas ceremonias para celebrar los frutos de una vida tan fecunda como la que hoy atesora.

Para cerrar la conversación nada mejor que dar paso al maestro y a su poema La fiesta perpetua.

“Mi historia es un cuerpo que habita entre estupores y una boca que incendia las palabras cuando bebe el amor. Mi historia debe ser un banquete, una fiesta perpetua donde conviven el duende y el disturbio.”

mem/ifs

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