“Para los cubanos, el 28 de enero es fecha excelsa de la Patria, de recordación y homenaje al hijo más grande de nuestra amada Cuba; aquel que más y mejor la soñó”, señaló al dirigirse a los presentes en ese evento Mirta Granda, embajadora de la Isla en esta nación europea.
“Pero es también fecha de compromiso íntimo con ese sueño suyo, inmortalizado con la ofrenda de su vida, por una Cuba independiente, una América Latina unida y un mundo mejor”, añadió la diplomática.
La actividad, presidida por Granda, contó además con la presencia del embajador cubano ante la Santa Sede, René Mujica, así como de Laura Carpini, subdirectora General de Asuntos Globales y directora para América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano, y de Antonella Cavallari, secretaria general del Instituto Italo-Latinoamericano (IILA).
Asistieron también miembros del cuerpo diplomático, funcionarios de la misión oficial cubana en Roma, así como un nutrido grupo de nacionales de ese país residentes en Italia, además de directivos e integrantes de partidos políticos, de asociaciones solidarias y otros representantes de los más diversos sectores de la sociedad italiana cercanos al país antillano.
En sus palabras en nombre del gobierno italiano, Carpini resaltó la importancia del legado de José Martí, de sus ideales de independencia, de libertad, de igualdad y de justicia que, según expresó, son compartidos en este país europeo, en su objetivo de garantizar los derechos de sus ciudadanos, su prosperidad.
Por su parte, la jefa de la misión diplomática cubana recordó que Martí fue el guía espiritual de los jóvenes, que, en el Centenario de su Natalicio, comandados por Fidel Castro, su mejor discípulo, reanudaron la lucha por la independencia definitiva, rescatando al Apóstol del oprobio y la oscuridad.
“La unidad del pueblo en torno a su Revolución, durante 66 años de resistencia heroica ante la hostilidad de un enemigo cobarde, nos permite mirar con orgullo al Maestro para ratificar nuestra lealtad a la causa por la que ofrendó su vida”, aseveró.
Martí anheló para Cuba una República con todos y para el bien de todos, fórmula del amor triunfante; y para América Latina, la unidad de nuestras naciones, en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes, para impedir el paso al gigante de las siete leguas, refrendó Granda.
“Este pensamiento cobra hoy más vigencia que nunca, y es prácticamente una señal de alerta urgente que nos envía desde su dimensión histórica” pues, según dijo, “cuando nuevamente se exacerban los discursos de odio y de desprecio hacia los pueblos y hacia la humanidad toda, la exaltación del ideario martiano resulta el mejor escudo”.
En la parte final de este homenaje, se depositaron varias ofrendas florales a Martí ante el monumento en su memoria, la primera de ellas por los embajadores Granda y Mujica, en nombre de las misiones de Cuba ante Roma y ante la Santa Sede, así como otras de las asociaciones de nacionales de la Isla residentes en Italia y de diversas agrupaciones solidarias con el país antillano.
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