El también crítico y escritor, originario de Unión de Reyes, provincia de Matanzas, llevó a cabo una extensa labor como director y adaptador en la que destacan piezas como El robo del cochino y La casa vieja, consideradas fundamentales dentro del teatro cubano actual.
Premio Nacional de Literatura en 1992 y de Teatro en 2002, Estorino escribió en 1954 su primera obra titulada Hay un muerto en la calle, y dos años más tarde El peine y el espejo.
Según apuntes sobre el creador, la década de 1960 devino un período importante y productivo en su carrera; llevó al escenario las adaptaciones de El fantasmita, La cucarachita Martina, El mago de Oz, y estrenó El robo del cochino, mereciéndole esta última una mención en el Premio Casa de las Américas, en el año 1961.
Calificada como «novela para representar», el autor estrenó en 1983 Morir del cuento, por la cual recibió el premio a la mejor puesta en escena en el Festival de Teatro de La Habana (1984) y el de dramaturgia otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
También se sumaron con éxito a su vasto catálogo Que el diablo te acompañe, Las penas saben nadar y Vagos rumores, gracias a esta última obtuvo el Premio de la Crítica a la mejor puesta en escena en 1992.
Dos antologías publicadas por la Editorial Letras Cubanas agrupan sus principales obras: Teatro, Premio de la Crítica 1984, y Vagos rumores y otras obras, con igual lauro en 1999.
Gran virtuosismo derrochó sobre la tablas en Cuba, así como en escenarios de Noruega, Suecia, México, Estados Unidos y Chile.
En su andar triunfante por la cultura cubana, Abelardo Estorino sembró admiración, originalidad y la búsqueda constante de una expresión exquisita, esa que complace desde el ingenio de los maestros, de los verdaderos artistas.
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