En su segundo día de sesiones, el órgano integrado por siete diputados y siete senadores logró un presupuesto que el primer ministro François Bayrou espera convencer para que pase el filtro de la diversidad de fuerzas contrapuestas con presencia en el hemiciclo, una misión que parece bien complicada.
La Comisión activada para buscar consensos en torno al proyecto mantuvo los criterios de acceso a la asistencia médica por los indocumentados, un reclamo de los socialistas, a los que trata de convencer el oficialismo para que no se sumen a una eventual nueva moción de censura.
Si bien este paso pudiera calmar a los socialistas, disgusta al partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), que el mes pasado votó junto a la izquierda una moción que hizo caer al entonces primer ministro Michel Barnier, derrocamiento que también provocó el naufragio de su propuesta de presupuesto.
La pregunta que impera en suelo galo es qué hará Bayrou para dotar al país de la importante ley, ya bien atrasada en su materialización, y si resistirá la tentación de acudir al artículo 49.3 de la Constitución, el cual permite en Francia adoptar normas sin el voto parlamentario.
Apelar a ese acápite en diciembre fue uno de los aceleradores de la caída de Barnier, quien no llegó siquiera a los 100 días de gobierno.
RN anunció este viernes en voz del diputado Jean-Philippe Tanguy, uno de los dirigentes de la organización identificada con la extrema derecha, que el grupo parlamentario decidirá el lunes su respaldo o no a un posible intento de derribar a Bayrou, indemne a mediados de mes de una acción para censurarlo.
Pese al mantenimiento de los criterios de acceso por los indocumentados a la ayuda médica estatal, Tanguy mostró bastante conformidad con otros aspectos del presupuesto, considerados líneas rojas por la extrema derecha.
Otra postura que genera expectación es la de los socialistas, que lograron concesiones y fueron los únicos dentro del bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular que avanzaron en el diálogo con el primer ministro.
La anterior moción de censura contó con el acompañamiento de la Francia Insumisa (LFI), que la presentó, y de los ecologistas y los comunistas, únicas fuerzas que la votaron.
Para la cúpula de LFI, una repetición de esa medida por los socialistas sería interpretada como una ruptura con el Nuevo Frente Popular, lista que en las elecciones legislativas del verano pasado fue la que más diputados alcanzó, aunque lejos de la mayoría absoluta en la cámara baja.
En los últimos años, han sido los insumisos con su líder Jean-Luc Mélenchon el partido de la izquierda con mejores resultados en las urnas, un escenario que los socialistas aspiran a retomar, después de llegar a la presidencia por última vez con François Hollande en 2012.
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