La operación de salvamento fue cumplida por la Comisaría de Represión a los Crímenes contra los Animales en Riacho Fundo, región administrativa del DF.
El lugar antes funcionaba como una granja de animales, pero estaba desactivado.
Según los equipos, el escenario era de «extremo sufrimiento animal» y el establecimiento era conocido como «fábrica de cachorros».
Agentes policiales identificaron varios abrigos y perreras inmundas, con canes de raza Spitz Alemán, Pastor Belga y Golden Retriever, mantenidos en condiciones degradantes.
Los animales estaban rodeados de heces secas, sin agua ni comida y expuestos a enfermedades.
Dentro de las residencias en la propiedad, la policía encontró otros perros encerrados en habitaciones oscuras y húmedas, sin ventilación adecuada, además de crías atrapadas en jaulas cubiertas por paños, impidiendo la entrada de luz.
Además de los perros, también se encontraron gatos en ambientes insalubres, delgados y debilitados.
Uno de los casos más graves involucró a una gata atrapada dentro de un compartimiento cerrado con alambre, junto a sus cuatro retoños recién nacidos.
Extremadamente debilitada y sin acceso al agua y comida desde hace varios días, la minina madre no tenía fuerzas para levantarse o alimentarse, comprometiendo la supervivencia de los cachorros.
Todos los animales fueron rescatados a toda prisa y enviados a un hospital veterinario para atención de emergencia.
Después de los primeros cuidados, fueron dejados en depósito con una organización no gubernamental, que acompañará el proceso de recuperación.
La inspección también encontró equinos en estado de extrema delgadez, presentando heridas graves en las patas y cuerpo.
Un potro apenas podía caminar debido a una lesión severa. Más adelante, un búfalo fue encontrado tirado en el suelo, visiblemente desnutrido y debilitado, atado por el hocico con una cuerda que restringía sus movimientos e impedía acceder al agua y a la comida.
Además, los equipos rescataron dos guacamayos y numerosos alcauciles en situación de abandono, sin acceso a agua o alimentos. Algunos gorriones ya estaban muertos dentro del recinto.
Las seis personas detenidas, cinco mujeres y un hombre, responden por el delito de maltrato a animales con pena que puede llegar a cinco años de prisión, con multa y sanciones previstas en la legislación ambiental.
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