“Planteamos la necesidad de crear una ciencia plurinacional de cultivo, distribución, industrialización y entrega de sus beneficios de las propiedades curativas y alimenticias al servicio de la humanidad (…)”, afirmó durante un acto en la Cancillería el vicepresidente del Estado, David Choquehuanca.

Significó la autoridad que, de esa forma, se busca dar fin al “monopolio de esta seudo verdad extendida al mundo por la convención de 1961”.

La inclusión de la hoja milenaria en la lista uno de estupefacientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1961 es considerado por el Estado Boliviano un error histórico que vulneró los derechos y la cultura de los pueblos originarios de este país.

Según las autoridades bolivianas, la falta de información sobre la hoja de coca en el mundo permitió su estigmatización, y en este contexto el Gobierno nacional, desde 2009, en la Constitución Política del Estado, la reconoce como parte de las raíces culturales de Bolivia.

Informó Choquehuanca que el catálogo presentado todavía se encuentra en proceso de construcción, porque cada vez más empresas solicitan ser incluidas.

Destacó, de igual forma, que “los productos de nuestra sagrada hoja de coca, derivados farmacéuticos, bebidas energizantes, medicina antiinflamatoria, analgésica y corticoides, tienen que estar al servicio de la humanidad: la industria, industrialización y la comercialización”.

Subrayó que la milenaria hoja está en las costumbres y el diario vivir de los bolivianos.

Como ejemplo, refirió que, “sin la autorización de la sagrada hoja de coca no se hace nada. Sin la autorización de la sagrada hoja de coca no hay matrimonio, campeonato, no hay inicio de obra, no hay techado, no hay inauguración de un puente, no hay…, y esto se ha resistido durante siglos”, reflexionó.

En diciembre último, el secretario general de la Vicepresidencia del Estado, Juan Carlos Alurralde, destacó en Naciones Unidas la necesidad de retirar esa materia prima de la Lista Uno de Estupefacientes de la ONU.

Durante su intervención, subrayó que la hoja de coca ha sido erróneamente catalogada como dañina desde mediados del siglo pasado, y enfatizó en que las decisiones en estos foros deben basarse en evidencias científicas y en el respeto a los pueblos originarios.

Recordó los avances del país en la defensa de la hoja de coca, desde su retiro de la Convención de 1961 hasta su reincorporación con una reserva que protege el uso tradicional, medicinal, cultural y nutricional de la planta en Bolivia.

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